De indigente a contribuyente

Published on viernes, 20 diciembre 2019

Pocos estudian para cambiar su vida a partir del reciclaje. Ricardo ‘Coco’ Niz (56) lo hizo a mucha honra. Pasó de estar en situación de calle a ser cooperativista, promotor ambiental y gerenciar la Cooperativa de Reciclaje El Correcaminos. Nosotros apoyamos su emprendimiento porque su historia de esfuerzo y trabajo nos inspira.

De Entre Ríos a Plaza Once

Pero no todo en su vida fue sencillo. Mucha agua corrió bajo el puente para llegar a lo que en este momento.

Coco, como cariñosamente le llaman, creció en un reformatorio en Entre Ríos. A sus 14 años escapó y emprendió viaje a Buenos Aires para llegar una tarde de invierno de 1977, sin conocer a nadie, sin dinero, sin una dirección que le garantizara un techo para dormir…literalmente “en la calle”. “No recuerdo ni el día, ni el mes ni la hora. Solo que hacía frío. Y sé que fue el 77, porque un año más tarde se celebró el mundial de fútbol de 1978”.

En las inmediaciones del cementerio de Chacarita, a la salida del tren, Coco encontró un espacio para descansar. Allí permaneció varias semanas hasta que empezó a caminar y llegó a Once.

Durmió ocho meses en el Mausoleo de Bernardino Rivadavia en Plaza Miserere; allí cocinaba y tomaba mate con otros compañeros. Por entonces era obrero de la construcción en el ferrocarril.

De indigente a contribuyente

Pero la situación que le cambiaría la vida llegó meses más tarde, cuando viviendo debajo de un puente en Villa Crespo, una monja que le daba catequesis –debajo del puente- le propuso ir a la escuela. “Accedí a cambio de que ellos me dieran la vianda para mis hijos. A partir de ahí empezó mi libertad”.

Leía todo lo que caía en sus manos hasta que un día, escarbando basura en un contenedor, encontró una revista que hablaba de cooperativas. “La guardé y se la llevé a las 43 familias con las que vivía en el puente y se las leí. Les dije que esa era nuestra esperanza”.

Aunque no muy convencidos, sus compañeros “firmaron” para crear la Cooperativa y ahí se abrió la segunda puerta de su vida. “Primero la escuela y ahora la posibilidad de trabajar y ganar un salario”.

Unos cuantos años pasaron hasta lo que es hoy Correcaminos. Una cooperativa de reciclaje, situada en Barracas, que le da de comer a casi 50 familias y proyecta en un futuro llegar a 100. Vende 35 toneladas por mes y “aspiramos a duplicar esta cifra en la medida de lo posible. Si todos entendieran lo valiosa que es la basura en términos de reciclaje, hace mucho en la Argentina habría bajado la desocupación y aumentado el nivel de vida de todos”.

Ricardo Coco Niz gerencia hoy la Cooperativa. Se siente satisfecho de haber creado una estructura que le permite trabajar para mantener a su familia y también a 46 familias más de recicladores.Cada uno tiene una función dentro de la cooperativa, y reciclan hasta 20 tipos de residuos diferentes.

“Acá trabajamos todos. Las tareas las asignamos según las capacidades de cada uno, de manera que no queda nadie sin participar. Fomentamos el trabajo colaborativo, la inclusión y el reconocimiento del otro”, asegura Coco.

Coco no tiene vergüenza de autodenominarse indigente. “Es lo que nos tocó. Vergüenza me daría ser delincuente. Por suerte, reciclando basura he podido mantener a mi familia y sacar a mis hijos adelante. Correcaminos es la devolución a toda esa gente que pagó impuestos para que yo estudiara y que ahora permite que nosotros paguemos impuestos como contribuyentes a los niños que quieren estudiar”.